La tasa de desocupación cayó hasta un 12% o 13% real, si se consideran como desempleados los beneficiarios de planes sociales. De este modo, la economía mostró capacidad para crear demanda de mano de obra juntamente con el crecimiento de la inversión, situación que contrasta con el primer quinquenio de la década pasada, cuando la desocupación aumentó junto con el Producto y la inversión.
La clave en la situación actual es la creación de empleos en la industria, la construcción y los servicios y, en particular, en las pymes, cuya ecuación empleo/actividad es en general más alta que en las empresas mayores.
Dentro del empleo aumentó también el registrado, lo que refleja tanto la confianza de las empresas como las iniciativas oficiales para reducirlo. No obstante, el trabajo en negro sigue siendo casi la mitad del total, lo cual deja a 4,7 millones de personas sin jubilación y sin protección legal.
En este contexto se están discutiendo modificaciones en el régimen laboral que en un primer momento podrían beneficiar a los trabajadores. Pero que, al afectar a las empresas y en particular a la pymes, desalentarían la contratación de mano de obra y estimularían la no registración de empleados, variables que deben tener en cuenta Gobierno y legisladores.
El mercado de trabajo muestra signos positivos con la reducción de la desocupación y el empleo en negro. Pero los cambios en la legislación laboral que se discuten podrían afectar la creación de empleos.