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Noticias de Apinta

  • 22-03-2006

    Con más agua y menos tierra, hortalizas de mejor calidad


    Investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA produjeron lechugas en menor tiempo y con mejores resultados mediante un método de desarrollo en agua. Aseguran que se logra mejorar la cadena productiva y ahora se focalizarán en el tratamiento de enfermedades.
    Clarín

    Mientras en el mundo avanza la desertificación y muchas zonas fértiles pierden efectividad tras el continuo cultivo de las mismas especies vegetales sin rotación, un grupo de científicos argentinos ya sabe cómo producir hortalizas de calidad en menos tiempo sin utilizar un gramo de tierra.

    Se trata de investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que demostraron tener mayor rendimiento por metro cuadrado, mínimo desperdicio a cosecha y una reducción importante de los tiempos de la cadena productiva de una variedad de lechuga crecida en el agua. Tal como dio a conocer el Sistema de Información Agronómico Virtual (SIAV) de la facultad, la iniciativa surgió con el objetivo de lograr hortalizas que se diferenciaran de las producidas en suelo al aire libre y en invernadero mediante tres sistemas distintos: dos hidropónicos puros y uno con sustrato inerte. De ahí que desde 2004, los investigadores de la FAUBA, dirigidos por la ingeniera agrónoma Diana Frezza, comenzaron a ensayar con lechuga mantecosa y lograron reducir el ciclo productivo de las verdes en un 50% y cuadriplicar el rendimiento. Además, mientras que el ciclo productivo de la planta en suelo al aire libre va de 60 a 80 días, en invernadero con cultivo hidropónico se redujo a un máximo de 45 días. Incluso se conoció que los agrónomos obtuvieron mayor cantidad de plantas por unidad de superficie: 36 a 39 plantas por metro cuadrado en cultivo hidropónico estático en comparación con 8 a 10 plantas por igual superficie en el campo. "Durante estos dos años evaluamos distintas variables de producción y calidad. Es decir, cuánto rinde y en cuánto tiempo lo hace cada sistema, y analizamos características subjetivas y objetivas obtenidas en mediciones de laboratorio (color, azúcares y clorofila, entre otros)", contó la especialista Frezza. Tras la experiencia, la investigadora señaló: "El sistema que dio mejores resultados fue el hidropónico con recirculación de solución nutritiva, el más costoso pero también el más eficiente, productivo y con menor impacto ambiental".

    El método hidropónico estático, otro modo de cultivo en agua estudiado por los investigadores, aunque permite tener mayor densidad de plantas y también recicla los nutrientes en lugar de eliminarlos por drenaje al suelo, todavía debe superar aspectos sanitarios. Ahora, el desafío es lograr una óptima oxigenación de las raíces para evitar que se produzca necrosis en ellas y se propaguen bacterias y hongos patógenos. En la FAUBA ya comenzaron los ensayos con ozono a fin de utilizarlo como desinfectante de alta eficiencia para controlar estos patógenos.

    Por una mayor optimización de la producción. "Otro de los objetivos es lograr un producto listo para ser consumido, tenemos que reducir los costos que insumen las operaciones de postcosecha. Esto se logra altamente pues las hortalizas provenientes de los sistemas usados están muy limpias y no presentan casi ningún deterioro", continuó la directora del proyecto en diálogo con el SIAV. Mientras que, según información del Mercado Central, entre un 20 a 30% de la planta se pierde en la cadena de producción debido a variados deterioros, en los sistemas ensayados se aprovecha la totalidad de lo cosechado. Tal como relataron los especialistas que integran el equipo de Frezza, primero se cosecha la lechuga e inmediatamente se envasa las mismas en bolsas de poliolefina, un polietileno de bajo micronaje que tiene permeabilidad al oxígeno y al dióxido de carbono, ideal para conservar esta hortaliza. "Trabajamos en atmósferas modificadas, cosechamos, envasamos y hacemos un seguimiento durante 7 a 10 días. El producto va a cámara a 1 °C grado (temperatura óptima) y a 8 °C que es la temperatura de góndola de supermercado. Realizamos muestreos de las bolsas cada dos días. Esto es para determinar la fecha de vencimiento del producto", explicó la investigadora. Al parecer, un aspecto ventajoso de los métodos en invernadero sin suelo consiste en que es más fácil controlar las necesidades nutricionales de la planta en cada etapa del ciclo, esto permite regular el aporte de fertilizantes.

    "Cuando se estudiaron soluciones nutritivas con diferentes niveles de calcio se obtuvieron efectos significativos sobre el crecimiento y sobre la calidad en postcosecha del producto", detalló Frezza. Además, la experta agrónoma aclaró que "se detectó una reducción de la concentración de nitrógeno en el último tercio del ciclo de cultivo, logrando una importante disminución de nitratos en tejido, lo que determinó un producto de mayor calidad por su menor contenido de nitratos, y por otro lado, una merma en la cantidad de fertilizante nitrogenado usado en el momento en que se produce la mayor absorción de nitrógeno". Para obtener un producto más saludable y minimizar el uso de sustancias potencialmente tóxicas, el equipo experimentará durante este año la aplicación de agentes biológicos que son bioestimulantes del crecimiento y controladores de enfermedades. También estudiarán cómo lograr mayor eficiencia en el uso del recurso agua. Finalmente, la directora señaló que "estos sistemas son una alternativa productiva para obtener productos de alto valor y que se adecuan muy bien a la tecnología utilizada para el mínimo procesado de hortalizas".

    Fuente: Universia, SIAV, Facultad de Agronomía UBA

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