MECANISMO DE AHORRO E INVERSION.
MECANISMO DE AHORRO E INVERSION
El fideicomiso, una estrella del sistema financiero
¿Cómo hace una empresa para lograr recuperar sus ventas en cuotas casi de inmediato?, ¿cuál será el mecanismo que le permita a los bancos recuperar los créditos hipotecarios sin esperar años? O, por caso, ¿podrá un productor agropecuarios conse guir financiamiento para la cosecha con esa misma cosecha?, o ¿será posible que una empresa convierta sus contratos de leasing en efectivo? Todo esto es posible con los fideicomisos, un instrumento financiero que por seguridad, practicidad, elasticidad y rendimientos se convirtió en uno de las estrellas del mundo de las finanzas.Tanto se están utilizando que en los primeros meses del año las emisiones de fideicomisos financieros suman 2.734 millones de pesos, un 226% por encima de los montos ofrecidos en el mismo período de 2004. Un desempeño impulsado por la reactivación y la necesidad de fondos frescos. Para las empresas con mucho movimiento de dinero hay una causa definitoria: es la herramienta que permite reci clar, por decirlo de alguna manera, los flujos esperados de dinero en capital contante y sonante.Este auge, además, se basa en que las "puntas" del negocio financiero están más que dispuestas a realizarlo. Los inversores, porque disponen de una abundante liquidez que no encuentra instrumentos financieros adecuados para canalizarse; los colocadores, porque todavía no disponen de financiamiento externo de manera fluida.
El mecanismo del fideicomiso es sencillo: una persona física o jurídica ("fiduciante") transfiere la propiedad legal de sus activos a otra persona ("fiduciario") que los recibe para organizar el fideicomiso propiamente dicho. Luego, la propiedad de esos bienes se transfieren a quienes los adquieren ("beneficiarios").Así, los activos que se ponen a la venta (cuotas de créditos, hipotecas o exportación de granos) son separados del patrimonio de quien los pone en el mercado, lo que evita posibles conflictos del fiduciante (ver infografía). Por eso, aunque el "dueño" de los créditos quiebre, eso no afectará los préstamos y el inversor no verá en peligro su dinero. Además, el poseedor de esos activos recupera el dinero en el momento lo que le permite capitalizarse sin inconvenientes y con sus propios activos. Hay diversos tipos de fideicomisos, pero el más extendido es el denominado financiero que, además, es prácticamente el único que tiene una legislación específica que lo regula, la ley 22.441 que entro en vigencia en enero de 1995. Tanto, que los fideicomisos más usuales son los que tienen "oferta pública", es decir que se colocan a través de la Bolsa, y están regulados por la Comisión Nacional de Valores (CNV). Adicionalmente, deben tener una "calificación de riesgo" a cargo de alguna Calificadora, lo que le otorga garantías adicionales. Son, por otra parte, el vehículo necesario para la securitización de créditos o flujos de fondos de cualquier tipo.Los fideicomisos de otro tipo (incluyendo las populares "vaquitas") no cuentan con estos requisitos, aunque muchos se formalicen frente a escribanos o mediante contratos.Esta seguridad, unida a una rentabilidad superior a la de un plazo fijo tradicional, los convirtió en uno de los activos financieros preferidos por los inversores institucionales, tales como AFJP, compañías de seguros y ART, entre otros. Por otra parte, los fideicomisos son más baratos para quien ofrece sus activos financieros (fiduciante) que un préstamo bancario tradicional y con la ventaja de que no aparece en algún rubro de la columna del pasivo de la compañía.
Cuotas y otros créditos."Para nosotros, el fideicomiso es fundamental. No podríamos conseguir fondos más baratos en los bancos y eso nos obligaría a replantear todo nuestro negocio", explicó Fabián Bóveda, Controller de Garbarino, una de las empresas más activa en el mercado.La empresa de electrodomésticos ofrece cada mes y medio algo así como 40 millones de pesos en créditos otorgados a particulares para la compra de electrodomésticos en cuotas, un sistema que creció a medida que la crisis se alejaba."Tenemos muchísimo trabajo. El consumo literalmente explotó y el grueso de los fideicomisos son de consumo", sostuvo Nora Trotta, presidenta de Gainvest, una compañía especializada en este tipo de herramienta financiera (ver infografía). Y siguió: "Para las empresas es un mecanismo fantástico que les baja el costo del financiamiento" y concluyó diciendo que "estamos en un círculo virtuoso de crecimiento basado en el mayor consumo en cuotas, que les permite vender más a las empresas que luego colocan esos créditos en un fideicomiso...un sistema bárbaro" Por esto no parece casual que el grueso de los fideicomisos, desde 1996 cuando Frávega por intermedio del Banco Saénz hizo la presentación en sociedad del instrumento, corresponda a lo que generalmente se conoce como "créditos para consumo".De acuerdo a los datos de un reciente trabajo de la Fundación Capital, el 52% de los fideicomisos tiene créditos de consumo como activo subyacente; los créditos comerciales representan el 17% y las tarjetas de créditos se llevan el 12%. Otro 12% corresponde a créditos hipotecarios, 2% a contratos de leasing, otro 2% a flujos de exportación y el 3% restante al rubro "otros".Entre las entidades financieras, el Banco Río fue uno de los pioneros en organizar fideicomisos. "Comenzamos con fideicomisos de garantía porque en aquella época había fondos suficientes, en monto y plazos, en el mercado internacional. Pero después de la crisis nos pusimos a ver qué alternativas de financiamiento teníamos", recordó Mariano Ferrari, gerente de Cash Management y Fideicomisos del Río. Comenzaron por organizarlos para los exportadores y ahora, incluso, armaron un fideicomiso con su propia cartera de créditos hipotecarios.
¿Qué poner en la bolsa?En principio, lo más indicado para organizar un fideicomiso financiero son, precisamente, los activos financieros. Entre ellos:
«, Préstamos: hipotecarios, prendarios, personales, de consumo, con garantía de coparticipación.
«, Títulos de deuda: tanto los emitidos por el sector público como los papeles privados.
«, Facturas a cobrar.
«, Cupones de tarjetas de crédito.
«, Contratos de leasing.
«, Cobros futuros de exportaciones.
El listado no es excluyente, ya que, en realidad, pueden armarse con cualquier activo que, más adelante, se cobre en dinero. Si bien el instrumento parece ser eficiente para sus objetivos, tiene una contra: el costo. Para emitir un fideicomiso hay que sumar los costos del asesoramiento legal, el de los organizadores, balances y auditores y la calificación de riesgo. "Los costos fijos son muy altos para una emisión chica, por eso nosotros lo hacemos como series. Así, repartimos el costo en tandas y nos sale más barato", explicó Bóveda. "Hay muchos activos para securitizar en los fideicomisos, el techo está muy lejos y a medida que aumente el volumen de las operaciones disminuirán los costos", pronosticó Ferrari.Dicho así, el fideicomiso parece ser una herramienta sólo apta para empresas de medianas para arriba. Pero no es así. Precisamente para evitar en buena parte esos costos que harían prohibitivo el sistema para las compañías más chicas se lanzaron al mercado fideicomisos especiales para pymes, bautizados Secupymes organizados por Garantizar, una Sociedad de Garantía Recíproca (SGR) con mayoría accionaria de la Nación. Ya fueron emitidos 16 por montos de hasta 5 millones de pesos y en muchos casos agruparon a varias empresas.
--------------------------------------------------------------------------------
Oscar Martínez.
omartinez@clarin.com
¿Cómo hace una empresa para lograr recuperar sus ventas en cuotas casi de inmediato?, ¿cuál será el mecanismo que le permita a los bancos recuperar los créditos hipotecarios sin esperar años? O, por caso, ¿podrá un productor agropecuarios conse guir financiamiento para la cosecha con esa misma cosecha?, o ¿será posible que una empresa convierta sus contratos de leasing en efectivo? Todo esto es posible con los fideicomisos, un instrumento financiero que por seguridad, practicidad, elasticidad y rendimientos se convirtió en uno de las estrellas del mundo de las finanzas.
Tanto se están utilizando que en los primeros meses del año las emisiones de fideicomisos financieros suman 2.734 millones de pesos, un 226% por encima de los montos ofrecidos en el mismo período de 2004. Un desempeño impulsado por la reactivación y la necesidad de fondos frescos. Para las empresas con mucho movimiento de dinero hay una causa definitoria: es la herramienta que permite reci clar, por decirlo de alguna manera, los flujos esperados de dinero en capital contante y sonante.
Este auge, además, se basa en que las "puntas" del negocio financiero están más que dispuestas a realizarlo. Los inversores, porque disponen de una abundante liquidez que no encuentra instrumentos financieros adecuados para canalizarse; los colocadores, porque todavía no disponen de financiamiento externo de manera fluida.
El mecanismo del fideicomiso es sencillo: una persona física o jurídica ("fiduciante") transfiere la propiedad legal de sus activos a otra persona ("fiduciario") que los recibe para organizar el fideicomiso propiamente dicho. Luego, la propiedad de esos bienes se transfieren a quienes los adquieren ("beneficiarios").
Así, los activos que se ponen a la venta (cuotas de créditos, hipotecas o exportación de granos) son separados del patrimonio de quien los pone en el mercado, lo que evita posibles conflictos del fiduciante (ver infografía). Por eso, aunque el "dueño" de los créditos quiebre, eso no afectará los préstamos y el inversor no verá en peligro su dinero. Además, el poseedor de esos activos recupera el dinero en el momento lo que le permite capitalizarse sin inconvenientes y con sus propios activos.
Hay diversos tipos de fideicomisos, pero el más extendido es el denominado financiero que, además, es prácticamente el único que tiene una legislación específica que lo regula, la ley 22.441 que entro en vigencia en enero de 1995. Tanto, que los fideicomisos más usuales son los que tienen "oferta pública", es decir que se colocan a través de la Bolsa, y están regulados por la Comisión Nacional de Valores (CNV). Adicionalmente, deben tener una "calificación de riesgo" a cargo de alguna Calificadora, lo que le otorga garantías adicionales. Son, por otra parte, el vehículo necesario para la securitización de créditos o flujos de fondos de cualquier tipo.
Los fideicomisos de otro tipo (incluyendo las populares "vaquitas") no cuentan con estos requisitos, aunque muchos se formalicen frente a escribanos o mediante contratos.
Esta seguridad, unida a una rentabilidad superior a la de un plazo fijo tradicional, los convirtió en uno de los activos financieros preferidos por los inversores institucionales, tales como AFJP, compañías de seguros y ART, entre otros. Por otra parte, los fideicomisos son más baratos para quien ofrece sus activos financieros (fiduciante) que un préstamo bancario tradicional y con la ventaja de que no aparece en algún rubro de la columna del pasivo de la compañía.
Cuotas y otros créditos
"Para nosotros, el fideicomiso es fundamental. No podríamos conseguir fondos más baratos en los bancos y eso nos obligaría a replantear todo nuestro negocio", explicó Fabián Bóveda, Controller de Garbarino, una de las empresas más activa en el mercado.
La empresa de electrodomésticos ofrece cada mes y medio algo así como 40 millones de pesos en créditos otorgados a particulares para la compra de electrodomésticos en cuotas, un sistema que creció a medida que la crisis se alejaba.
"Tenemos muchísimo trabajo. El consumo literalmente explotó y el grueso de los fideicomisos son de consumo", sostuvo Nora Trotta, presidenta de Gainvest, una compañía especializada en este tipo de herramienta financiera (ver infografía). Y siguió: "Para las empresas es un mecanismo fantástico que les baja el costo del financiamiento" y concluyó diciendo que "estamos en un círculo virtuoso de crecimiento basado en el mayor consumo en cuotas, que les permite vender más a las empresas que luego colocan esos créditos en un fideicomiso...un sistema bárbaro" Por esto no parece casual que el grueso de los fideicomisos, desde 1996 cuando Frávega por intermedio del Banco Saénz hizo la presentación en sociedad del instrumento, corresponda a lo que generalmente se conoce como "créditos para consumo".
De acuerdo a los datos de un reciente trabajo de la Fundación Capital, el 52% de los fideicomisos tiene créditos de consumo como activo subyacente; los créditos comerciales representan el 17% y las tarjetas de créditos se llevan el 12%. Otro 12% corresponde a créditos hipotecarios, 2% a contratos de leasing, otro 2% a flujos de exportación y el 3% restante al rubro "otros".
Entre las entidades financieras, el Banco Río fue uno de los pioneros en organizar fideicomisos. "Comenzamos con fideicomisos de garantía porque en aquella época había fondos suficientes, en monto y plazos, en el mercado internacional. Pero después de la crisis nos pusimos a ver qué alternativas de financiamiento teníamos", recordó Mariano Ferrari, gerente de Cash Management y Fideicomisos del Río. Comenzaron por organizarlos para los exportadores y ahora, incluso, armaron un fideicomiso con su propia cartera de créditos hipotecarios.
¿Qué poner en la bolsa?
En principio, lo más indicado para organizar un fideicomiso financiero son, precisamente, los activos financieros. Entre ellos:
«, Préstamos: hipotecarios, prendarios, personales, de consumo, con garantía de coparticipación.
«, Títulos de deuda: tanto los emitidos por el sector público como los papeles privados.
«, Facturas a cobrar.
«, Cupones de tarjetas de crédito.
«, Contratos de leasing.
«, Cobros futuros de exportaciones.
El listado no es excluyente, ya que, en realidad, pueden armarse con cualquier activo que, más adelante, se cobre en dinero.
Si bien el instrumento parece ser eficiente para sus objetivos, tiene una contra: el costo. Para emitir un fideicomiso hay que sumar los costos del asesoramiento legal, el de los organizadores, balances y auditores y la calificación de riesgo. "Los costos fijos son muy altos para una emisión chica, por eso nosotros lo hacemos como series. Así, repartimos el costo en tandas y nos sale más barato", explicó Bóveda. "Hay muchos activos para securitizar en los fideicomisos, el techo está muy lejos y a medida que aumente el volumen de las operaciones disminuirán los costos", pronosticó Ferrari.
Dicho así, el fideicomiso parece ser una herramienta sólo apta para empresas de medianas para arriba. Pero no es así. Precisamente para evitar en buena parte esos costos que harían prohibitivo el sistema para las compañías más chicas se lanzaron al mercado fideicomisos especiales para pymes, bautizados Secupymes organizados por Garantizar, una Sociedad de Garantía Recíproca (SGR) con mayoría accionaria de la Nación. Ya fueron emitidos 16 por montos de hasta 5 millones de pesos y en muchos casos agruparon a varias empresas.