Roberto Lavagna respiró aliviado: en la primera semana de agosto el índice del costo de vida tuvo un aumento de 0,4%.
Con ese dato bajo el brazo, dentro y fuera del Gobierno ahora creen que la inflación de agosto podría estar entre 0,5 y 0,6%, cediendo frente al 1% de julio.
Además, con el correr de agosto, esperan una moderación de los precios ligados a la actividad turística y que las ofertas de fin de temporada favorezcan alguna baja en la ropa.
Eso pasa mientras el ministro de Economía redobla la apuesta para mantener al dólar en un precio alto y le suma interpretaciones electoralistas.
Lavagna defiende un dólar en torno a los 3 pesos con la mente puesta en el buen resultado recaudador de las retenciones a las exportaciones agropecuarias que le suman reaseguros al superávit fiscal.
Ratificando el dólar alto, que implica encarecer importaciones, el Gobierno le dio una vuelta más al nudo de la relación con los industriales. Se trata de un sector que crece fuerte produciendo para el mercado local pero que aún tiene asignaturas pendientes en materia exportadora.
Lavagna ensayó el martes en el congreso de la Unión Industrial Argentina la idea de que el dólar alto no implica golpear a los salarios y que eso sólo debería preocupar a los que ganan en pesos y piensan viajar y gastar en Miami.
Desde ya que Lavagna sabe de memoria que un dólar alto golpea a los asalariados porque encarece los precios de algunos de los alimentos básicos de la canasta familiar. Sólo basta tener en cuenta que desde fines de 2001 los precios del aceite o de la carne subieron más de 120%, mientras los de, por ejemplo, los servicios de cuidado personal, lo hicieron sólo 12%.
Evidentemente, Lavagna no quiere pagar algunos de los costos que la política de dólar alto implica y que él conoce perfectamente.
Entre tanto, hay un costo que día a día el Gobierno deja en claro que no está dispuesto a afrontar y es el de llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario.
Todo indica que el Gobierno le pagará los US$ 1.400 millones que vencen hasta fin de año y después verá.
La política de "desendeudamiento" del presidente Kirchner se podría prolongar incluso hasta 2006, cuando los compromisos con los organismos internacionales llegarán a US$ 1.600 millones. La cifra no parece demasiado significativa para como se perfilan hoy las cuentas de la Tesorería.
Mientras, la economía sigue dando muestras de dinamismo.
Por estos días los expertos empezaron a subir los pronósticos de crecimiento para el año ubicándolos entre 7% y 8%. Ven la inflación en torno a 11% y creen que el Banco Central podrá manejar el precio del dólar sin necesidad de subir mucho las tasas de interés.
Ir moviendo las clavijas de a poco. Esa es la estrategia de Economía y el Banco Central para los 70 días que faltan para las elecciones legislativas.
Sólo alguna sorpresa con el precio de la carne o algún disgusto en la negociación con alguna empresa de servicios públicos podría jugarles una mala pasada.