El registro permitirá que todo ciudadano ejerza su derecho a enterarse que está registrado en una base de datos para rectificarlos, si no son exactos; o exigir que los supriman, si han sido recogidos indebidamente. Es un derecho humano fundamental y hace a la identidad personal y a la esencia de la condición humana.
Lo que George Orwel imaginó en "1984", donde describe a una sociedad controlada por el Estado, hoy es posible gracias a los medios tecnológicos existentes. Se puede averiguar hasta la ropa interior que usa alguien, cruzando los datos de su tarjeta de crédito, lo que significa una gran invasión. No se ha dado el control que suponía Orwel, pero quien disponga de medios tiene a su alcance datos sensibles, que no debieran ser incluidos en un archivo. Mi nombre no es dato sensible, pero mis gustos e inclinaciones, sí; lo cual puede ser aprovechado con fines comerciales.
Aunque este registro sea un avance, también es cierto que no existe todavía la jurisprudencia necesaria. Sí existe sobre los registros de la situación patrimonial, contra entidades que difunden falsa insolvencia, por ejemplo.