Este año, hay un 10% más de bovinos en la Exposición Rural que en el 2004. El dato es una clara demostración del crecimiento que está registrando la ganadería argentina, abriendo mercados de exportación y manteniendo el stock, en base a un aumento de su eficiencia, a pesar del avance de la agricultura sobre las áreas productivas.
Los poco más de 1.000 millones de dólares que se exportaron el año pasado (y U$S 650 millones en los primeros seis meses del 2005) son el final de un largo recorrido productivo que comienza en la genética, que en la Rural se muestra con todo su potencial.
Entre las dos mayores razas del país, Angus y Hereford, sumarán la mitad de los animales, pero varias otras, como Braford, Brangus y Shorthorn, por ejemplo, muestran también un franco crecimiento. La mayor raza lechera, la Holando Argentino, también sigue ese camino.
Como en los últimos años, particularmente el pasado, hay un muy fuerte interés por las hembras. Esto tiene una estrecha relación con la realidad del negocio de la genética de hoy. Por ejemplo, en 2004, el gran campeón macho Hereford se vendió en 100.000 pesos, mientras que ese mismo valor se pagó por el 50% de la gran campeona hembra.
El tema, para Carlos Vila Moret, viejo expositor en Palermo, tiene una explicación clara. Hoy, de un toro se pueden extraer más de 100 pajuelas por semana, durante 8 o 9 meses al año. Si se hace la cuenta, significan miles de pajuelas. Semejante produc ción, claramente abarata el precio de cada una. La pajuela certificada de un toro campeón puede valer algo más de $ 100, mientras que una de un toro para rodeo general puede rondar los $ 20.
En cambio, de las hembras sólo se puede sacar un puñado de óvulos fecundados de buena calidad. Y, se sabe, lo que escasea cuesta más.
El proceso es así: con el semen se fecunda el óvulo y el embrión resultante se implanta en una madre receptora, que generalmente es un hembra de la misma raza. Aunque en genética uno más uno no necesariamente es dos, si los padres son de alta calidad, es mucho más probable que también lo sean los terneros.
"La pajuela del mejor toro puede salir 60 dólares, y a la semana siguiente de salir campeón en Palermo ya se puede comprar. En cambio, con las hembras la cuestión es muy diferente", resumió Vila Moret.
Una semana después de la inseminación de las hembras, el veterinario hace el lavaje y selecciona los óvulos fecundados de mejor calidad, que son los que se implantan en las receptoras.
La importancia que están tomando las hembras se marca también en un dato que rompe con el molde de décadas en Palermo. La tradición indica que los remates de hembras se hacen a la mañana y los de machos a la tarde, porque para la tarde siempre se dejó lo más importante. Este año, la raza Shorthorn ya cambió las cosas e hizo la programación inversa, para las ventas que largan la semana próxima.
Pero, más allá de machos y hembras, por los pasillos de Palermo los cabañeros coinciden en que, en genética, hay lugar para todas las razas. Por ejemplo, afirman que, para el mercado de novillos pesados de exportación, las razas continentales pueden hacer un aporte importante. El que engorda novillo de consumo o está en la Cuenca del Salado, apunta más a lo británico. Para los climas y ambientes más difíciles, lo índico hace un aporte clave.
"Angus y Hereford son mayoritarias, pero que haya tantas razas muestra que en la ganadería argentina hay lugar para todos", coincidieron varios cabañeros.
Horacio Gutiérrez, referente de la Angus, que en el 2004 sacó el gran campeón y gran campeona de la raza, contó a Clarín Rural que este año hay unos 500 animales Angus, llevados por 131 expositores, y que "el nivel es muy bueno". Además, sostuvo que están recibiendo la visita de muchos criadores del resto de América, interesados en comprar genética argentina.
Para Juan Bullo, de Hereford, "uno se asombra al recorrer los pasillos de cualquier raza. Aquí queda claro que la Argentina tiene materia prima". Y eso es lo que buscan los extranjeros.
Hereford tiene en Palermo 250 animales, bien representativos de la raza. "Está muy consolidado el biotipo que demanda hoy el sistema de producción en la Argentina, de base pastoril, aunque por diversas cuestiones debamos recurrir a la suplementación", indicó Bulló.
Junto a las tradicionales, razas más jovenes también muestran un fuerte crecimiento este año en Palermo, entre ellas la Braford, que pisa cada vez más fuerte en los planteos ganaderos del NEA y del NOA, por sus características que se adaptan muy bien a la zona.
Nueve cabañas Braford llevaron este año a la Rural nada menos que 47 animales. Como sostuvo Carlos Bacque, de la Asociación Braford Argentina, hay un fuerte crecimiento de la raza, que se vio claramente en los remates que se llevaron a cabo recientemente en el norte del país. En Palermo se podrá apreciar ese salto, con algunas cabañas que llegan por primera vez a la vidriera ganadera.
También la Brangus aumentó considerablemente su presencia este año: llevó 45 animales, 15 más que los 30 del 2004. Fueron aportados por más de una docena de cabañas de todo el país. Martín Scala, de la Asociación Argentina de Brangus, contó a Clarín Rural que ellos también están recibiendo la visita de extranjeros interesados en la genética de la raza que existe en nuestro país.
La Argentina tiene un enorme potencial ganadero. Eso no es novedad. Pero la Rural parece mostrar más que nunca el camino que hay que recorrer para aprovecharlo.
Desde el comienzo, desde la genética, la base para un crecimiento de los rodeos, de la producción y de los negocios que apuntan a la exportación.