La problemática de la clandestinidad laboral es uno de los males endémicos de la economía. El tema involucra de forma directa a los pequeños y medianos empresarios, ya que en el sector se concentra la mayor parte del trabajo no registrado. Pero lo que a primera vista puede parecer un ahorro inmediato en los costos de operaciones, puede volverse una trampa mortal para las PyME.
A la hora de plantear la temática del trabajo en negro, por un lado está la cuestión legal. Todo empresario PyME sabe que cuando toma una persona tiene que incorporarlo en blanco. Por otra parte, están los accidentes de trabajo, que representan riesgos para ambas partes, el trabajador y el empleador. Este último se está exponiendo a daños económicos para la empresa.
Por último, otro punto fundamental es que una PyME no sólo puede crecer y desarrollarse por sí misma, necesita un equipo de trabajo. Los recursos humanos comprometidos generan mayor rentabilidad, eficiencia y competitividad. En cambio, una persona que no está dentro del sistema no se compromete con la empresa porque no se siente parte de ella, y al mismo tiempo el empresario no puede obligarlo a hacerlo.
La ley laboral argentina establece las pautas para el funcionamiento del trabajo formal. Sin embargo, la problemática admite otros puntos de vista no tan debatidos pero decisivos para el negocio. Así surge, desde la perspectiva de una nueva frontera de la competitividad, la responsabilidad social empresaria(RSE).
Lo más relevante de este concepto de la RSE es que no se agota en un compendio de buenas voluntades, sino que tiene correlación con las tendencias del mercado. Y ése es el desafío de las PyME argentinas, decodificar esas tendencias que muestran que las preferencias de los consumidores se inclinan por productos o servicios provistos por empresas responsables.
Actualmente, las grandes organizaciones buscan contar con certificaciones -Social Accountability 8000 (SA 8000)- que las acreditan como socialmente responsables, esto significa que en el mediano plazo estas empresas, al momento de contratar un proveedor, seleccionar un canal comercial o elegir un cliente, cuidarán muy bien de no perder la oportunidad de diferenciarse y encontrar ventajas competitivas frente a competidores que aún ni se preocupan por cumplir la ley.
Los empresarios PyME se enfrentan entonces a un doble desafío: el normativo-legal y el que les impone la nueva frontera de la competitividad. Las ventajas de tener un trabajador en regla también se puede medir en términos de productividad. Es oportuno evaluar las diferencias de productividad, compromiso y actitud proactiva que pueden existir entre un empleado que carece de obra social, aportes jubilatorios, seguro de accidentes, vacaciones pagas, aguinaldo, asignaciones familiares, subsidio por escolaridad, licencias por enfermedad, acceso a tarjeta de débito y de crédito, créditos personales, y al mismo tiempo sabe que recibe una remuneración un 60% menor y que no podrá pedir el seguro de desempleo, con otro empleado que goza de todos esos beneficios, que además son extensivos a su familia.
Simplificación registral
El Ministerio de Trabajo de la Nación está trabajando hacia un sistema de simplificación registral a largo plazo para blanquear trabajadores. La idea es unificar en una sola base toda la información del trabajador.
El fenómeno de la clandestinidad laboral ha instalado una cultura de evasión, ya que aquellas empresas que mantienen trabajadores informales no cumplen tampoco con otras obligaciones fiscales. El empresario Norberto Peluso, miembro de la Unión Argentina de Entidades de Servicios (UDES) advirtió que, en contrapartida, las empresas que sí cumplen con todas las normativas y obligaciones están sujetas a una altísima presión fiscal. "Sufren, de tal manera, la aplicación de impuestos distorsivos -al cheque, a los sellos, a los ingresos brutos- incluso tasas de abasto municipales que se parecen en mucho a las abolidas aduanas internas", reclamó. UDES baraja una alternativa para que las PyME salgan de la clandestinidad laboral.
Se trata de que el empresario compense las contribuciones patronales con los impuestos nacionales. "Si se saca el incentivo de la evasión, por lo menos en la parte laboral, el empresario se va a ver tentado de inscribir y regularizar a su personal. Entonces, es muy probable que también facture y pague sus impuestos como corresponde", aclaró Peluso.