ASOCIACION DEL PERSONAL DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGIA AGROPECUARIA

Noticias de Apinta

  • 18-07-2005

    Fabricación ilegal de marcas falsas para exportar

    Gracias a la baja de costos, crece en la Argentina la industria de mercadería trucha
    La Nación

    A fines de abril, la Policía Federal allanó una imprenta que funcionaba en La Boca para secuestrar estampillas y cajas de cartuchos para impresoras falsos. Según se informó, se trataba de un fraude cuantificado en US$ 6 millones, cuya damnificada era la empresa Hewlett-Packard. Pareció un procedimiento más de los tantos que se llevan a cabo para secuestrar mercadería falsa.

    Sin embargo, detrás del caso de la empresa tecnológica asoma un nuevo problema con el que tendrán que lidiar empresas y fuerzas de seguridad: la Argentina está pasando de ser un país mayormente receptor de mercadería falsa a ser un productor de marcas apócrifas, fundamentalmente orientadas a la exportación.

    Si bien en el país siempre se produjeron muchas falsificaciones en el sector textil, la baja de los costos internos después de la devaluación y los frágiles controles en la frontera posicionaron a la Argentina como un lugar apetecible para ser el centro de falsificación de productos.

    "No somos la China de América latina, pero no va a pasar mucho tiempo para que se conozca a la Argentina como un país que produce mercadería falsa", dijo uno de los especialistas de derecho marcario del estudio Marval, O´Farrell y Mairal, Gustavo Giay.

    Lo oculto de la actividad hace que, según comprobó LA NACION a través de varias consultas realizadas, no exista aún una cifra concreta del dinero que mueve este tipo de delitos. Apenas los textiles, uno de los sectores que más sufrieron la falsificación de marcas, hicieron una cuantificación del problema. El último informe realizado en 2003 por la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria reveló que en ese rubro la evasión impositiva era de 500 millones de pesos por año y que la actividad pone en peligro 155.000 puestos de trabajo por la fabricación en el país de aproximadamente 100 millones de prendas por año.

    Según publicó LA NACION en su edición del 9 de junio pasado, se calcula que más del 50% del valor total del comercio de indumentaria -alrededor de 3200 millones de dólares- es producto de falsificaciones, según datos de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI).

    Fuentes policiales confiaron que ahora parte de la producción ya no se comercia aquí, sino que es sacada del país para venderla en otros mercados con precios más atractivos. "Nosotros siempre seguimos la escala para arriba, para ver quién está detrás del que produce. Sabemos que hay muchas bandas que tratan de sacar la mercadería del país para tener más rentabilidad", dijo un funcionario policial dedicado a realizar estos allanamientos.

    Las empresas, que ven cómo sus productos aparecen en el mercado a menos precio, parecen haber reaccionado ante este nuevo fenómeno. "Las compañías están tomando cuidado porque con la devaluación, no necesariamente hay importación de material apócrifo, sino que también hay exportación desde la Argentina. Producen acá y mandan a terceros países", indicó el penalista Roberto Durrieu (h), del estudio homónimo. "No es que haya terminado la importación de productos falsos, sino que ahora se le suma la producción de mayor cantidad de mercadería en el país", agregó Giay.

    Algo más optimista, Jorge Otamendi, del estudio G. Breuer, consideró que no hay un rebrote de la piratería, sino que esta actividad se mantiene en los niveles de siempre. "Existió siempre en la Argentina y afectó claramente a algunos sectores, como los textiles. Pero aún no creo que se produzcan bienes de alta tecnología. Para eso está China", concluyó.

    Para la policía tampoco ha pasado inadvertido el incremento de procedimientos para decomisar mercadería falsa. "Cada vez hay más procedimientos por infracción a las leyes de marcas y de propiedad intelectual. Existen muchas bandas que antes se dedicaban a otros delitos y que ahora se volcaron a la falsificación", confió a LA NACION una fuente policial de un departamento dedicado a combatir estas prácticas.

    Los rubros afectados, además del textil (que históricamente fue un sector donde proliferaron las copias), se han diversificado para tratar de exportar los productos. Según confió un ex policía que se dedica a realizar investigaciones privadas, hace pocos días "se secuestró una gran cantidad de agroquímicos similares a los que vende la multinacional Monsanto por varios miles de dólares".

    "En Rosario -contó Giay-, decomisamos una gran cantidad de ron falsificado. Realizamos una denuncia en la Justicia de Buenos Aires, logramos una orden de allanamiento y nos presentamos en un depósito para comprobar el origen de la mercadería." Del operativo participaron ocho abogados del estudio.

    Reserva

    Según el especialista, los procedimientos para lograr encontrar la mercadería deben manejarse con absoluta reserva. "Es un momento de mucha adrenalina, porque puede pasar que se haya filtrado información y que, cuando uno llegue, la mercadería haya sido cambiada de lugar", dijo Giay, que se ufana de no haber errado en ninguno de los procedimientos en los que participó. Si bien no quiso dar el nombre de la empresa afectada, insinuó que es una de las principales del mercado.

    Hace un mes, la Aduana interceptó una partida de remachadoras de origen dudoso y comunicó a la firma alemana Stanley el hallazgo. Días más tarde, la firma las reconoció y todo terminó en una quema de las herramientas.

    Volviendo al caso de Hewlett-Packard, pasado el allanamiento la Policía Federal informó que la mercadería secuestrada iba a ser enviada a Colombia y a Bolivia, para luego remitirla a Miami, desde donde se distribuía en otros puntos de los Estados Unidos y en Europa.

    Las empresas parecen haber tomado nota de las prevenciones necesarias para combatir la piratería. "Se ven muchas más causas por la ley de marcas y de propiedad intelectual -agregó Durrieu-. Hace un año y medio que hay un pequeño boom de estos temas." De hecho, HP implementó una nueva etiqueta de seguridad contra falsificaciones de productos de impresión de tóner y de inyección de tinta.

    Para Giay, que está a cargo de un equipo de abogados especialistas en derecho marcario, la actividad de las empresas para combatir esta actividad es cada vez mayor. "Este problema está en la agenda de las empresas como un ítem prioritario, destinan más presupuestos y hay más acciones concretas. Los reclamos por infracciones han crecido enormemente", dijo el experto a LA NACION.

    Por Diego Cabot
    De la Redacción de LA NACION

     

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