ASOCIACION DEL PERSONAL DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGIA AGROPECUARIA

Noticias de Apinta

  • 18-07-2005

    La marcha de los precios:

    La polémica sobre el efecto de los nuevos Convenios Colectivos
    Es un error creer que la suba de sueldos empuja el costo de vida
    Las mejoras reponen en forma atrasada y parcial la inflación y la productividad.
    Clarín

    Responsabilizar de la suba de la inflación a los aumentos de salarios pactados en los últimos convenios de trabajo se asemeja a ver una película por el final. No es recomendable porque se pierde la naturaleza de la historia y los protagonistas en juego.

    Entre diciembre de 2001 y junio de 2005 la inflación fue del 64,5 por ciento, los alimentos subieron el 90 por ciento y la ropa casi el 100 por ciento. En la vereda de enfrente, los últimos convenidos pactaron subas del 10 o del 15 por ciento, con básicos del orden de los $ 500 a 800 mensuales que, de todas maneras, abarcan a una porción reducida de los asalariados. Porque la mitad se desempeña "en negro", con salarios más bajos aún.

    Durante 2002 y 2003 los salarios no se movieron, salvo por los decretos de suma fija ordenados por el Gobierno.

    De ese modo, la pérdida en el poder de compra de los salarios fue impresionante.

    A partir de 2003 el dólar comenzó a caer de cotización. Eso, empero no se reflejó en una merma de los precios que treparon sin parar. Ahora, el dólar no consigue sostenerse en los 2.90 pesos, más allá de los esfuerzos del Ministerio de Economía y del Banco Central. No obstante, los precios prosiguieron su marcha ascendente.

    Desde fines de 2002 hay un permanente incremento de la productividad y tampoco se derramó en el salario. En otras palabras, el salario perdió en forma absoluta con relación a los precios y respecto del total producido en el país.

    El costo laboral en la industria, en promedio, es un 30 por ciento más bajo que en 2001, lo que indica que todavía quedaría margen para seguir retocando los salarios sin que inexorablemente repercutan en los precios.

    Las últimas mejoras de salarios reponen en forma atrasada y parcial la inflación y la productividad acumuladas. Mientras tanto se puede comprobar que los grandes grupos exportadores venden en dólares —a valores internacionales más altos aun— pero a partir de una producción obtenida con salarios y otros insumos que, en dólares, como se vio, cayeron a menos de la mitad.

    Las grandes empresas venden en el mercado interno una producción mayor a precios un 150 por ciento superiores, tal como lo revela el alza de los precios mayoristas. Lo llamativo es que son esos grandes grupos económicos los que salen a quejarse por los aumentos de salarios. Buscan preservar la grandiosa rentabilidad lograda, en parte, por los bajos salarios.

    A mediados de la semana pasada, el responsable de la Unión Industrial (UIA), Héctor Méndez definió al tema salarial como "desbocado" y en ese terreno, agregó, "se perdió la autoridad". Indicó que si las empresas accedieron a las peticiones de los trabajadores, en los hechos cayeron en "la trampa de los intereses de la política".

    Hace cinco semanas la Casa Rosada definió a las entidades empresariales como "extorsionadoras" porque adelantaban que los aumentos salariales motorizarían inflación. El Ejecutivo, por decreto, intervino en aumentos otorgados a los dependientes de comercio. Otros sectores que obtuvieron buena consideración fueron los ligados a la construcción (275.000 trabajadores), los metalúrgicos (210.000), camioneros (150.000), alimentación (118.000) bancarios (más de 85.000), transporte de corta y mediana distancia. Más la industria automotriz, con subas progresivas.

    Tras las convenciones colectivas el Ministerio de Economía dispuso un monitoreo de las empresas y sectores y de la relación salarios-precios de sus productos. Y puso como ejemplo de elevación de costo de vida a las mejoras de los encargados de edificios.

    Los porteros habrían conse guido sorpresivamente y en poco tiempo una seguidilla de ventajas porque, es el comentario, la conducción del gremio que los agrupa, el SUTERH, estaría inclinado a un decidido respaldo a la línea política del Gobierno. La suba en las expensas repercute en la canasta de fin de mes y en el estado de ánimo de la clase media.

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