Un día después del masivo concierto de Live 8 en el británico Hyde Park , el "poder de la gente" comenzó a sentirse sobre el grupo de los ocho países industriales (G8) que se reunirá entre el miércoles y el viernes próximos en el hotel Gle neagles de Escocia. Al mismo tiempo, miles de personas arriban por tren, en ómnibus, en autos y a pie a Edimburgo para participar en una semana de protesta y una cumbre alternativa al G8.
Bajo los efectos del poderoso slogan "El mundo los mira", los líderes del G8 están dispuestos a destinar el 0,7% de sus ingresos en ayuda al Africa desde el 2015 y estudian extender la condonación de la deuda a 38 países del Tercer Mundo, como lo exigieron los 26 millones de personas que enviaron su adhesión por teléfono celular o por Internet al Live 8 en su campaña para "pasar la pobreza a la historia".
"Ahora sabemos que tenemos trece países europeos que aceptaron una agenda y un tiempo a cumplir para trasladar el 0,7% de sus ingresos en ayuda. Algo que nunca conseguimos en 30 años, más allá de los todos los intentos", dijo el ministro de las finanzas británicas, Gordon Brown, un motor de la campaña por Africa junto al músico Sir Bob Geldof.
"Tomen las cosas en serio. Salgan de la rutina, no busquen sólo un compromiso y sean formidables", exigieron los organizadores del Live 8 alrededor del mundo a los líderes de Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia, Canadá, Japón, Alemania y Rusia, en su comunicado final.
En Lancaster House, una victoriana residencia del gobierno británico en Londres, los representantes del G8 discutían el sábado el comunicado a firmar en Escocia. Aunque durante el concierto no se llegaba a un acuerdo, algo cambió a la medianoche: los líderes decidieron escuchar a los 27 millones de nombres y apellidos que los estaban observando y ceder. Todo parece indicar que esta vez será un G8 diferente.
La presión de esta nueva militancia musical es tal que hasta EE.UU. ha decidido aceptar que "el cambio climático", que hasta ahora se resistió a admitir, "es una realidad", pero sin que esto signifique reconocer las exigencias del Tratado de Kyoto. Con todo, Washington parece dispuesto a discutir ahora una disminución de gases que provocan el calentamiento global del planeta.
Tras una reunión trilateral con el presidente ruso, Vladimir Putin, y el canciller alemán. Gerhard Schroeder, el presidente francés, Jacques Chirac, anunció los pro gresos para la cumbre del G8.
"Nosotros estamos teniendo algunas difíciles discusiones y parece que nos estamos dirigiendo a un acuerdo sobre el problema climático.Yo deseo de todo corazón un acuerdo", dijo Chirac.
Pero el líder galo considera que el texto que se está debatiendo en Londres debe comprender "un reconocimiento de la urgencia y de la prioridad de la lucha contra el cambio climático", que es una noción no compartida por EE.UU. También debe disponer de "una mención clara del protocolo de Kyoto por el que Europa se bate y que no ha sido ratificado por Estados Unidos". Unas condiciones que pueden hacer naufragar la cumbre, que Blair basó en el clima y la ayuda a Africa.
Según Chirac, existe "un amplio acuerdo en el seno del G8" para la ayuda a Africa. Pero consideró que la condonación de la deuda de 18 países pobres "es una etapa importante pero no suficiente".
"Debemos resolver el problema de la deuda de los países intermedios y debemos encontrar en Gleneagles una solución a la deuda de Nigeria", agregó. También se propone adoptar en el texto "un compromiso serio para trabajar sobre los mecanismos del mercado y de compromisos más fuertes sobre la cooperación con los países emergentes".
Chirac coincide con el británico Gordon Brown: se debe imponer un impuesto internacional a los billetes de avión para financiar la compra de medicamentos contra el paludismo, el Sida y la tuberculosis. Eso permitiría recoger 3 billones de euros por año.
Según Brown, "va a llevar más de una cumbre del G8 determinar el futuro a largo plazo de Africa". Admitió que se ha conseguido un acuerdo en dos cuestiones vitales: duplicar la ayuda y liberar a los países pobres del 100 por ciento del pago de su deuda.
"Ayudar a las pobres de Africa es un trabajo de toda la vida. Pero el Live 8 prueba que la gente puede tener poder si hace sentir su punto de vista", dijo Brown, probable sucesor de Tony Blair como primer ministro.
El debate en el G8 serán también las condiciones que EE.UU. y Gran Bretaña quieren imponer a Africa con su ayuda, con sus recetas de libre mercado y su permanente invocación a combatir la corrupción a cambio. Para otros líderes europeos, el problema africano es un drama distributivo y de desregulada explotación de los recursos por parte de compañías extranjeras sin control alguno y no sólo de liderazgos corruptos.
María Laura Avignolo. LONDRES. CORRESPONSAL