ASOCIACION DEL PERSONAL DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGIA AGROPECUARIA

Noticias de Apinta

  • 29-06-2005

    Críticas al gasto público y a la presión fiscal

    En un debate organizado por la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales, cinco oradores coincidieron en cómo las retenciones captan la productividad del agro y amenazan las inversiones y el crecimiento




    La Nación

    "¿Por qué queremos que se eliminen los derechos de exportación? Porque necesitamos seguir invirtiendo en tecnología para que el agro argentino siga siendo competitivo." Esa fue una de las conclusiones que formuló el jefe del Instituto de Estudios Económicos (IEE) de la Sociedad Rural Argentina (SRA) Ernesto Ambrosetti, al hablar durante el debate sobre la Argentina postdefault y sobre el impacto de la deuda externa en el sector agropecuario, realizado esta semana.

    El encuentro fue convocado por la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y coordinado por Héctor Tristán, asesor impositivo de la firma Tristán & Asociados y miembro de la entidad bursátil.

    Participaron, además, el director de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Jorge Ingaramo; los ex viceministros de Economía Daniel Marx y Orlando Ferreres y el periodista Marcelo Bonelli.

    "Recuperar la competitividad del país y diseñar una política que impulse la inversión es la necesidad de todos los sectores", sostuvo el economista de la Rural.

    Ambrosetti observó que pese a los escenarios adversos, interno y externo, que enfrentan los productores argentinos, "el área cultivada creció y los rendimientos fueron mayores gracias a la inversión en tecnología. Pero esa productividad está absorbida por el gasto público, los derechos de exportación y los impuestos distorsivos".

    Desde que se reinstrumentaron las retenciones en 2002, "el fisco embolsó 6000 millones de dólares y ese tributo privó al campo de inversiones tecnológicas: se podrían haber comprado 116.189 tractores; 38.225 cosechadoras y 105.801.445 rollos de alambre", agregó.

    Ante esta situación, Ambrosetti dijo que "el IEE propone congelar el gasto público, una reducción escalonada de los derechos de exportación y crecer al 4 por ciento."

    Incertidumbre

    Para Jorge Ingaramo, la mejora del intercambio comercial, gracias a las exportaciones agropecuarias y de energía, significó para el país una ganancia anual media en los últimos tres años de 3631 millones de dólares y que curiosamente la recaudación de retenciones de 2004 fue muy parecida a ese número: 3520 millones de dólares.

    El economista agregó que los ingresos totales del Estado en 2004, que ascendieron a 105.106 millones de pesos, permitieron un superávit primario importante de 17.361 millones de pesos que el Gobierno destinó a aumentar los gastos de capital, pagar intereses de la deuda externa, transferencias a las provincias y subsidios de tarifas.

    "Un sector dinámico como el campo, al que se le aplican impuestos distorsivos ha sido una de las fuentes de la mejora en las inversiones y exportaciones. La pregunta es cuánto va a durar esto", expresó Ingaramo.

    Por su parte, Daniel Marx opinó: "Indudablemente, en estos últimos años la Argentina muestra una tasa de crecimiento notable, que significa generación de riqueza, lo cual parece muy saludable. También marca algo muy distinto a su historia, que son los resultados fiscales, con superávit primarios muy superiores a los históricos".

    Pero el ex funcionario advirtió que, si bien hay un renacer de la confianza, se debe pensar en cómo se superan las situaciones de mediano plazo, entre ellas, las restricciones energéticas, las inversiones en maquinarias y equipos, la situación fiscal y la deuda.

    Por su parte, Marcelo Bonelli aclaró: "La deuda en la Argentina no es la causa de todos los problemas, sino la consecuencia de una serie de factores, entre ellos, la ausencia de un plan de desarrollo que maximice las cosas positivas que tenemos, como por ejemplo el sector agropecuario, y que pueda resolver otros problemas en los cuales no tenemos grandes ventajas comparativas".

    El periodista explicó que ese plan necesita políticas de eficiencia del Estado; reducción del gasto, una reforma impositiva que favorezca las inversiones y financiera, para que haya crédito abundante y a bajo costo. "Ese plan surge de la propia realidad que vive la Argentina, marcada por elevados niveles de pobreza y desocupación", concluyó.

    Por último, Orlando Ferreres pronosticó que si la Argentina resuelve problemas pendientes con el Fondo, la renegociación de los contratos de los servicios públicos y la sustentabilidad del superávit primario, entre otros, la Argentina podría llegar este año a un crecimiento del 7,5 por ciento.

    "El superávit primario es de 20.000 millones de pesos . Pero si no tuviéramos los 13.500 millones de retenciones y 9300 son del impuesto al cheque y al depósito habría un déficit de 2000 millones. "Pensemos cómo reemplazamos esos impuestos por algo más razonable", concluyó Ferreres.

     

     

     

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