ASOCIACION DEL PERSONAL DEL INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGIA AGROPECUARIA

Noticias de Apinta

  • 14-02-2005

    La Red Solidaria cumple diez años

    Su creador, Juan Carr, sigue trabajando con su gente para transformar la realidad y continuar con "la revolución solidaria"
    La Nación On-line

    Un noche muy calurosa de febrero en 1995 Juan Carr no podía dormir. Dio vueltas durante horas en la cama, algo rondaba en su cabeza, pero no terminaba de darle forma. Entusiasmado, a la madrugada le dijo a su esposa, María Alemán, cuando ella recién abría los ojos: "Tenemos que formar la red informática solidaria".

    A los pocos días fue a jugar a unas canchas de fútbol en Vicente López. Cuando terminó el partido, subió a la oficina del dueño, Juan Hayd, y desparramado en una silla le contó: "Tengo un delirio".

    Lo mismo con su amigo arquitecto Raúl Flores: lo visitó en su estudio y le comentó su idea "alocada" de armar una red de voluntades.

    Enseguida se sumó una señora, vecina de la veterinaria de Carr, Irma Oriana de Vicent, a la que sus casi 80 años no le impidieron trabajar por los demás hasta que falleció.

    Así nació, hace diez años, Red Solidaria, que en los primeros años se llamó Red Informática Solidaria, para ser el nexo entre los que necesitan y los que pueden ayudar.

    "Había que inventar un sistema para burgueses como yo que querían ayudar al otro, mezclar el poco tiempo de mucha gente para salvar la vida de los demás", cuenta Carr, tereré de por medio bajo la parra de su casa de Vicente López, donde vive con sus cinco hijos.

    La Red no tiene personería jurídica, no es una fundación, no maneja dinero, no tiene estructura, sólo cuatro líneas de teléfono y cientos de voluntarios.

    "Armamos unas carpetitas con los objetivos. Al principio Juan se pasaba horas en las puertas de las radios esperando que difundieran el teléfono", recuerda María, que está casada con Juan Carr desde 1988

    "Fuimos aprendiendo y conociendo las instituciones sobre la marcha. Con el tiempo la realidad puso las demandas y nos dijo cómo seguir: buscar remedios para los enfermos de cáncer y sida, muchas mamás fueron llamando por chicos perdidos, apareció la desnutrición", dice María.

    "Cuando me dijo lo de formar la Red me pareció una idea brillante y accesible. Podíamos ayudar con poco dinero y sin estructuras. Juntamos plata entre nosotros, compramos una computadora y una línea de teléfono, 4796 5828, que sigue funcionando", relata Hayd, en su oficina de "las canchitas", como la llaman los voluntarios de la Red, donde ahora están las cuatro líneas telefónicas que son transferidas a la casa de los voluntarios que se turnan para atenderlas. El primer tiempo lo hacían entre los cinco fundadores y sus familiares.

    "Al principio te llamaban a las 4 de la mañana para hacerte preguntas de geografía. Una madrugada un hombre me pidió un Power Ranger. Medio dormido le pregunté para qué. Me dijo que vivía en Mar del Plata, su hijo se estaba muriendo y quería ver un Power Ranger. Al otro día llamamos a lo bomberos de allá, uno de ellos se disfrazó y lo fue a ver al hospital", rememora Raúl, de 44 años.

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